Hoy en día tenemos muy liados los conceptos alergias e intolerancias, no sabemos diferenciarlos y esto hace que, en muchas ocasiones realicemos errores o equivocaciones que pueden llegar a ser, muy graves.
Como es el caso de una adolescente de 17 años que murió por tomar un café contaminado con trazas de leche, Contaminación, que se produjo por haber hecho previamente en la misma cafetera una bebida que contenía leche.
Esta chica era alérgica a la proteína de los lácteos y no a la lactosa (azúcar de la leche) como mucha gente piensa, no existe una alergia a la lactosa, sin embargo en todos o casi todos los titulares de periódicos y revistas, lo han comunicado como si la culpa del trágico desenlace la hubiera tenido la lactosa y no es así!
La intolerancia puede ser molesta y tener un impacto negativo en la calidad de vida, pero no es tan peligrosa o grave como una alergia y suele ser por un fallo metabólico.
En el caso de la intolerancia a la lactosa, los síntomas intestinales son porque falla la producción de la enzima lactasa, una enzima encargada de digerir la lactosa, que es el azúcar de la leche, esta pasa por el intestino delgado arrastrando líquido hacia el lumen intestinal provocando diarreas acuosas, al llegar al intestino grueso, es fermentada por las bacterias causando gases, flatulencias, hinchazón y cólicos abdominales.
Esta deficiencia de producción de la enzima puede deberse a la avanzada edad ya que conforme nos hacemos mayores perdemos la capacidad de producción de esta enzima o por otros motivos como puede ser, la celiaquía aún no diagnosticada, disbiosis intestinal o cualquier otro problema en donde la integridad de la mucosa intestinal se vea comprometida.
Dependiendo del grado de tolerancia, la dieta podrá ser más o menos estricta en lácteos, es cierto que hay productos que dicen ser "sin lactosa" pero, no es que no lleven lactosa, más bien lo que han hecho es, añadir la enzima lactasa para ayudar a digerir esa lactosa, así que ojo con estos productos porque si la mucosa intestinal esta muy dañada, puede que no lleguen a sentar bien del todo y generar molestias.
Sin embargo, en la alergia está involucrado el sistema inmunológico (nuestras defensas) en donde hay una respuesta más o menos desmesurada frente a un alérgeno (la mayoría de veces es una proteína) mediada por un mecanismo de hipersensibilidad generando síntomas como rinitis, asma, urticaria, anafilaxia y hasta shock anafiláctico.
En la leche encontramos proteínas como la caseína, lactoglobulina o lactoalbúmina, el sistema inmunológico las detecta como algo extraño o agresoras y genera una respuesta inflamatoria de hiperreactividad importante que puede derivar en un shock anafiláctico y si no se actúa a tiempo podría derivar en la muerte del individuo.
Basta con una cantidad muy pequeña de estas proteínas para que los síntomas se desaten, así que, la frase de "va! Por un poquito no pasa nada" no sirve, porque sí que pasa y las consecuencias pueden ser graves.
Este tipo de reacciones se suelen dar en la infancia, más o menos en el primer año de vida y en principio, se suele superar cuando se llega a la edad de 5 o 6 años, aunque puede haber casos en los que no remita y se continúe en la edad adulta. Estas personas tienen que llevar siempre una inyección de adrenalina para revertir de manera inmediata los síntomas que pudieran ocasionar la toma del alimento alérgico.
Obviamente para evitar una reacción alérgica, lo primero que se recomienda es no ingerir el alimento en cuestión, en el caso de la leche de vaca evitar también la de cabra, oveja, yegua y sus derivados.
En estos últimos años, se están realizando en la población infantil, tratamientos de sensibilización a las proteínas de vaca para intentar revertir la alergia, esto consiste en dar dosis mínimas controladas de leche al niñ@ afectado en un entorno controlado para ver la reacción y nivel de tolerancia. Si se tolera bien, se pasa a la siguiente dosis y si no se tolera, vuelven a la dosis anterior para ir subiendo poco a poco más adelante.
Es un tratamiento que funciona muy bien, pero no está exento de riesgos ya que se somete al paciente a la administración de la proteína para ir reduciendo poco a poco su nivel de alergia.
Como ves, las alergias alimentarias son graves y hay que estar muy preparado para hacer frente a una posible contaminación, la mínima cantidad del alimento alérgico ingerido puede causar problemas fatales. Por eso, debemos ser más conscientes, empáticos y tomar más precauciones para evitar al máximo este tipo de problemas y cuando digo tomar más precauciones, no me refiero a la persona que tiene la alergia, si no, a las personas de su entorno, familia, amigos, conocidos y por supuesto personal de hostelería.
Si todos supiéramos la importancia que tiene la presencia y/o ausencia de los alérgenos en los alimentos, mejoraríamos la seguridad y la calidad de vida de todas las personas afectadas, no crees?
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